Fuimos hace unos meses porque nuestra veterinaria de confianza había cerrado unos días por covid. Estuvimos 45 minutos esperando en la sala de espera con la pesada de la recepcionista contándonos su vida. Cuando nos atendieron, la veterinaria muy agradable, hay que decirlo, nos dijo qué le teníamos que administrar a nuestra perrita pero no nos enseñó como hacerlo. El colmo fue que la recepcionista, que se cree veterinaria, nos empezó a dar consejos, que sólo hay que tener 2 dedos de frente como para saber que no se le tiene que hacer caso. En total 80€ por nada. Mi veterinaria nunca nos cobra nada haciéndole lo mismo que le hicieron a mi perrita. No lo recomiendo para nada.