Hace un mes que perdimos a nuestra perrita Lina de 16 años. Pese a que siempre había sido un animalito muy sano, los achaques de la edad ya hacía un tiempo que habían dado la cara. Tras algunas experiencias desagradables con otros veterinarios en Dos Hermanas, dimos con una Clinica en otro pueblo con la que estábamos muy contentos, el único inconveniente es que estaba a 45min en coche.
Un día del pasado agosto Lina se puso muy malita y tuvimos que buscar con urgencia un veterinario cercano que estuviese abierto en sábado por la tarde. Fue así como conocimos a Jesús. No podríamos haber dado con mejor profesional; fue amable y cariñoso con Lina, hizo todo lo posible por sacarla adelante, pero también nos fue claro. Le puso un tratamiento y nos la llevamos a casa con la vía puesta, con no muchas esperanzas. Nos dijo que esa noche sería crítica para ella, y así fue: a las 00:30h tuvimos que llamarle otra vez porque la perrita no reaccionaba y Jesús nos atendió el teléfono con amabilidad y profesionalidad. Milagrosamente, Lina «resurgió como el ave fénix», como le decía mi madre, y a los pocos días se recuperó y volvió a ser ella. Estábamos tan felices que decidimos en adelante quedarnos con Jesús, y durante estos meses es quien ha estado llevando sus revisiones y medicación, y atendido nuestras dudas, siempre con un trato maravilloso.
Aunque la echamos mucho de menos, sabemos que Lina ha sido una viejita feliz, pese a todos sus patologías (de corazón, hígado, ovarios) no aparentaba la edad que tenía y era un animal muy activo, con decir que hasta su último día daba brincos para salir a pasear (¡con sus 16 tacos!).
Gracias, Jesús, por abrirnos la Clinica esa tarde y regalarnos estos 8 maravillosos meses más con ella.