Sitio a evitar. Fuimos ayer de urgencia con una gata, y tras leer un informe que aportamos nosotros y ni siquiera tocar al animal ni aportar nada, nos intentaron cobrar 150 euros por una consulta de urgencia. Solamente al quedarnos estupefactos y decir que ni en broma, redujeron en un momento a la mitad de precio.
Mención aparte merece la atención y el lenguaje del que atendió la urgencia, con términos clínicos tales como «meaos» y «cagaos».