Una poca vergüenza. Me llevo a mi gato a un hospital veterinario porque está a muriéndose y ellos ni parecían encontrar solución. Se recupera, y, como e s obvio, les llamo a este veterinario para una revisión cotidiana y me sueltan con toda la cara que si ya lo lleve una vez al otro veterinario que me apañe, que ellos no piensan atenderme.