En Septiembre fuimos con mis dos mascotas con intención de cambiar de veterinario, ya que nuestro veterinario habitual está muy lejos de casa y este nos pillaba muy cerca. He de decir que con mis mascotas fue de lo más agradable, al contrario que con nosotros, que fue desagradable, maleducado y muy borde.
A pesar de ello, no por esto pondría una mala reseña en Google, pues no buscaría fastidiar a nadie, simplemente me iría a otro y punto. La cosa que me lleva a escribir esto surge hace unos días.
Hace una semana, para ser más exacta el martes día 13, mi perro empezó a vomitar, cuando mi madre fue a cogerlo para ver que le ocurría el pobre comenzó a tener una diarrea muy fuerte, como si no pudiera contenerla, con sangre. A los pocos segundos se cayó al suelo, no podía sostener su cuerpo, ni si quiera era capaz de sostener la cabeza.
Siempre solemos pasear al perro por la zona, por lo que sabíamos que sobre la hora que esto ocurrió, que serían las 20:30-21:00, seguro que el veterinario seguiría en la Clinica, así que al ser nuestro veterinario más cercano, ante la desesperación, mi hermana lo cogió en brazos (ya que como he dicho no podía ni ponerse en pie), y salió corriendo para allá.
Al llegar allí, el veterinario seguía dentro, mi hermana, a través de la puerta, ya que no quiso ni abrirle, le explicó lo que ocurría. No solo fue desagradable, si no que no lo atendió, alegando que su horario ya había terminado, que nos fuéramos a una Clinica con horario de urgencias.
Afortunadamente mi perro hoy está bien, tras cuatro días sin moverse de su cama y con un posible envenenamiento se ha recuperado gracias a la atención de veterinarios que si que quisieron atenderle.
Pongo una estrella porque menos no me deja.