Vino para eutanasiar a nuestra gatita Mina y, una vez ya anestesiada, tardó más de hora y media en hacerlo. Hora y media!! Quiero pensar que la gata no sufrió pero, por lo que pasó su cuerpo y por lo mal que lo pasamos nosotros viendo que aquello no tenía fin, nos va a quedar un trauma para toda la vida. Un trauma y una culpabilidad que ni tan siquiera nos permite hacer el duelo por haber perdido a nuestra gatita. La muerte nunca es fácil pero no fue el final que se merecía Mina.