Reseña: Lo llamamos un jueves a l...

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Miguel G.
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Lo llamamos un jueves a las 11 de la noche, porque pensamos que nuestro conejito se moría y desde el primer momento nos dimos cuenta de que estábamos en buenas manos. Primero nos tranquilizó y al día siguiente lo vino a ver por la mañana a casa. El trato fue de lo más cariñoso, tanto con el animal como con nosotros que lo estábamos pasando muy mal. En ningún momento se aprovechó de las circunstancias, e hizo todo lo posible para intentar salvarlo. Incluso durante el fin de semana se preocupó de su evolución, llamándonos para ver como se encontraba. Cuatro días después, nuestro «conejiño» como él le llama cariñosamente, está dando saltos en la jaula, pero aunque hubiese fallecido, nuestra valoración sería la misma. GRACIAS POR TODO ANTÓN.

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