Un placer de veterinario, siempre que vamos le rellenan la barriga de gominolas y el encantado. Siempre le ha tenido miedo al veterinario y con ellas siempre está feliz (dentro de lo que supone ir). Ha pasado por la anestesia en dos ocasiones y ambas un trato inmejorable. 10/10 no los cambio por nada.