Llevamos a nuestra gata Olivia que estaba malita. Vivimos en el campo en Rebolledo y no esta muy acostumbrada a las cestas de viaje siempre esta libre. Llegamos con la pobrecita toda nerviosa y en la sala de espera tiene unos gatos, al olerlos se tranquilizo y se relajo, todo un acierto. La veterinaria se porto genial con ella y volvió mas tranquila. Fue un acierto llevarla allí.