En un momento tan duro como la despedida de un compañero peludín, se agradece inmensamente el tacto y la delicadeza tanto de la persona que vino a recoger a Queen como de la chica con la que hablamos por teléfono.
Todo un detalle también la carta que se recibe con las cenizas.
Trabajar con esa empatía y ver que hasta el final Queen ha estado en buenas manos da paz.
Muchísimas gracias de corazón