Empezaré por el principal y único defecto: ¡Está muy lejos de mi lugar de residencia! Sin embargo, cuando se trata de algo grave, no me importa hacer los más de cien kilómetros de ida y vuelta porque sé de sobra lo bien que responden. Si hay una palabra que los define es implicación. Y a todos los niveles: investigan en caso, te escuchan con atención, ven al animal como un ser sintiente, saben interpretar sus gestos, síntomas y movimientos. Preguntan, indagan, observan, estudian el caso. En su trabajo hay humanidad, conocimiento, mucha sabiduría y mente abierta. Es todo lo que le pido a una Clinica veterinaria. El servicio de urgencias es impecable. Hicieron lo imposible por salvar a mi perra, prolongaron su existencia hasta que la pérdida de calidad de vida era tan considerable que hubo que sacrificarla para evitarle todavía más sufrimiento. Y cuando todo terminó, me permitieron quedarme a solas con ella en una de las salas, a pesar de que había clientes esperando. Un gesto de humanidad muy difícil de encontrar en lugares donde los animales suelen ser contemplados como euros con patas.
A mi otro perro, le curaron de un problema de fístulas, que arrastraba desde hacía cinco años, generado por varias astillas de hueso roto. Muy agradecida por el tesón, la paciencia, el estudio del caso, por no tirar la toalla cuando yo misma casi la había tirado. No me canso de recomendaros. Seguid así, Fausto, Rebeca, todo el equipo. Gracias a todos, sois únicos.