Fatal!
Dado mi horario he tenido la mala suerte de tener que acudir a este centro veterinario en tres ocasiones y cada experiencia a sido peor que la anterior. La veterinaria, habla condescendiente, por encima del hombro, con mal tono y muy despota.
Salvando a Sonia que siempre se ha preocupado por atenderme bien y ha estado atenta, la veterinaria, Isabel, pierde las formas, no escucha y no se preocupa por el que el animal esté bien, sólo piensa en el beneficio que éste le pueda dar y sacar el máx partido. Por otro lado, los precios de los medicamentos, no están claros, la primera vez, me costó la pastilla 2,50€, la segunda vez, me atendió el chico, 2,60€ y la última vez que lo compré 2,80€, siendo este el mismo artículo, mismo peso, en un período de dos semanas y recetado por ella, sabiendo que es una pastilla receta para una enfermedad crónica. Es una lástima, por que reconozco que es muy buena diagnosticando, pero a la hora de tratar con clientes llega incluso a alzar la voz y faltar al respeto.