La señora de la entrada se preocupa más de vender que de los animales.
Además de ser muy maleducada, no tiene don de gentes. Eso sí, si le enseñas la tarjeta bancaria antes es un amor.
Una y no más santo Tomás. Que vayan a timar a casa Rita.
La señora de la entrada se preocupa más de vender que de los animales.
Además de ser muy maleducada, no tiene don de gentes. Eso sí, si le enseñas la tarjeta bancaria antes es un amor.
Una y no más santo Tomás. Que vayan a timar a casa Rita.