Ya quisiera yo que algunos galenos me hubieran tratado como Yago a mi gato Aitor.
Tras unos días fuera, al regresar me encontré al animalito moribundo por cálculos en el tracto urinario que degeneraron en insuficiencia renal aguda.
Tras varias intervenciones y cuidados especializados del veterinario, en todo momento disponible, Aitor ha regresado a la vida, aunque sigue en una lenta convalecencia. Y todo ello con un trato humano excepcional y unos costes más que razonables.
No le puedo estar más agradecido.
