Aún tratándose de un animal atípico en las consultas veterinarias, atendió con mucha sensibilidad a una paloma que tenía hilos enredados en las patas, con dos dedos en tan mal estado que hubo que amputar. Para mí fue un alivio inmenso saber que ayudaría a poner fin al dolor de esa paloma, quien por cierto se ha recuperado totalmente y ya es libre. Muchísimas gracias de nuevo, Fernando.