Llevé a mi gato por lo que estimé una urgencia, ya que mi veterinaria habitual estaba de vacaciones, y pese a que Panzita nos dejó cuatro días después, sólo puedo agradecer la exquisita atención recibida y el buen trato dispensado así como alabar la cantidad de medios disponibles para tratar a nuestros «niños». Ahora toca afrontar el duelo pero el agradecimiento, de mi hijo y mío, es eterno.