Es una pena ver la falta de empatía que han tenido. Deduzco que va ligado a falta de profesionalidad. Siempre pensé que uno se hacía veterinario por amor incondicional a los animales. He pecado de ingenua. No se la recomiendo a nadie que vea a su mascota como alguien de la familia, porque desde luego ellos no lo ven así.