No voy a valorar la calidad de Miguel Ángel como veterinario, porque basta ver las reseñas que tiene y los años que lleva atendiendo para entender que sin hacer las cosas bien no se logran esos resultados. Yo voy a resaltar la calidad de Miguel Ángel como ser humano. Su empatía hacia la preocupación, alegría, sufrimiento…que cada uno de nosotros lleva con su mascota a sus instalaciones.
Mi Kyra no tuvo que ir mucho a verlo, más que por sus vacunas, sus pelados y poco más, porque tuvo una salud de hierro hasta el último día de sus casi 12 años. Pero cuando llegó el momento de despedirse de ella, la calidad humana de Miguel Ángel salió en todo su esplendor. Siempre con la palabra adecuada, sin crearte falsas expectativas pero con la dosis justa de realismo. Esperando el tiempo que fuera necesario para que pudiéramos despedirnos de ella… jamás lo olvidaré, jamás.
Hoy tenemos todos el alma rota en mil pedazos, pero quise sacar fuerzas para reconocerle a este pedazo de profesional y mejor persona, su trato y cercanía.
Muchísimas gracias Miguel Ángel, de los tres miembros de la familia que seguimos adelante con el convencimiento de que no habrá un día que no recordemos a nuestra amada Kyra.
