Conocemos a Ana desde hace años y solo tenemos palabras de agradecimiento, por su amabilidad y amor hacia los animales. La Clinica está cuidada con mucho mimo y estilo perruno. Es entrar por la puerta y ya te sientes como en casa, algo a lo que contribuye el simpático Carlitos, un gato que vive allí junto a alguno que otro más. Totalmente recomendable.