Fátima me salvó la vida cuando estaba enfermísimo con una Leishmaniosis tratada mal y tarde en otras Clinicas. Fue muy comprensiva y empática con mi dueña, dándonos a los dos ánimos para seguir luchando. No paró de buscar tratamientos complementarios para ayudarme y, finalmente, conseguí recuperarme. También está pendiente de mis vacunas para que las tenga al día y me cura y cose cuando otros me atacan. Porque soy un perro, pero si pudiera hablar … te diría que te adoro, Fátima, por eso entro tan contento cuando me llevan a tu Clinica. Sé que estoy en las mejores manos. Gaspar.