Destacó su gran profesionalidad y no menos importante, su humanidad.
Llegamos a hora de cerrar y nos acogieron con una gran sonrisa y eso que no somos clientes habituales. En ningún momento nos dijeron que nos tratarían como urgencia, como hacen otros veterinarios que miran exclusivamente por el negocio. Se preocuparon por el bienestar del animal.
Seguid así. Ana es genial, la recomiendo.