Fatal experiencia. Llevé a una gatita a sacar sangre por primera vez en su vida con la mala suerte de que la auxiliar de Rocío estaba de baja, así que al llegar me encontré con que yo debía de sujetarle a la gata. Después de tres intentos de pinchazos, un mordisco y una gatita agotada y asustadisima me fui de allí sin el test ni las vacunas y con la sorpresa añadida de que la propia veterinaria y profesional me culpaba de no saber sujetarla y de que «con otros dueños no había problema». En mi vida he visto reacción así ni menos empatía y profesionalidad.
Tu eres la que gestiona tus citas, es tu compañera la que está de baja, cada gato es un mundo y cada dueño también y por supuesto yo no tengo porqué saber ni querer, ni pasar el mal trago de hacer de asistente porque no es mi trabajo.
Esto es tan, tan obvio que solo tenía que haberse disculpado por el mal trago que yo pasé y por volver con mi gata sin testar. Sólo eso. Y no culpabilizar a la clienta que encima está ayudando.
No volvería nunca.
Por cierto, tampoco ayuda que el perro de la propia veterinaria esté ladrando y corriendo como un loco por la Clinica cuando hay animalillos asustados.
A la gatita ya le hicieron de todo en otro centro y nos trataron con todo el cariño y respeto a ambas. Exactamente lo que faltó allí.
Una pena