Nada de empatía en un momento tan triste como la perdida de un gato que para nosotros era como uno más de la familia. Lo trato como si fuera algo que se tira a la basura.
Y que no llorara que sólo era un gato, para el quizás solo es un gato, para mí era » mi pequeñin». En resumen nada recomendable por el trato recibido tanto animales como a dueños.