Un gran profesional y una gran persona. Ha llevado la atención de nuestro perro desde que tenía un mes. Siempre ha estado dispuesto a ayudarnos, no sólo con sus impecables cuidados veterinarios, sino también a la hora de responder con una sonrisa e incansable amabilidad a nuestras infinitas preguntas, dando siempre la sensación de que está disfrutando con ello. Tiene la virtud de hacerte sentir que tu mascota no es un animal más, sino algo especial. Y lo mejor de todo, como han dicho otras personas, el perro siempre está contento de volver al veterinario.