Mi perra tuvo un accidente con una espiga insertada muy profundamente en la nariz. Llamé desde el campo a la Clinica, y aunque íbamos a tardar más de media hora en llegar, estaba próxima la hora de cerrar y tenían lleno a tope, hicieron un hueco para intervenirla (cerrando más tarde, claro).
El trato fue exquisito, y la intervención genial. Bárbara le extrajo una saeta de unos 10 cm incrustada en las fosas nasales con mucha delicadeza y pericia y la perri está recuperada.
Muchísimas gracias por todo!